A primera vista el extraño ser causa impresión y no deja de ser parecido al chupacabras de Puerto Rico del que hablan también en otros países, entre ellos Argentina, donde a mediados de los 90 pobladores rurales le atribuían la matanza de animales.
El esqueleto que la familia Fernández exhibe en su casa de Esteban De Luca al 2500, en el sur de Rosario, fue encontrado hace dos años y medio en un campo de la localidad de Vera, en el norte de Santa Fe.
El ejemplar tiene orejas en forma de hoja, fosas nasales, garras con cinco dedos, cola, la boca abierta con su dentadura completa, largos colmillos y pequeñas nervaduras en la parte superior de la cabeza, que es ovalada.
Mientras algunos dicen que se trata de un pequeño chupacabras, otros aseguran que es el esqueleto de una comadreja o de un murciélago sin alas, aunque su fisonomía no responde para nada a un animal de esas características y más bien remite a uno de esos monstruos escapados de una película de terror.
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